Dorsalgia

Dorsalgia es el término usado para el dolor que se manifiesta en la zona dorsal de la espalda, esa zona que se encuentra en la parte superior de las costillas detrás de los omóplatos y los hombros. En concreto, el segmento que va de la D1 a las D12, entre la zona torácica y la lumbar.

Esta dorsalgia puede afectar a toda la espalda o a solo un lado. Por ello hay gente que sufre solo dorsalgia izquierda o dorsalgia derecha.

Tipos de dorsalgia

Hay dos tipos de dorsalgia, y dentro de estos dos tipos se pueden hacer otras dos diferencias según el tipo de dolor:

Dorsalgia estructural

En la dorsalgia estructural se encuentra una dorsalgia rígida o flexible:

  • Dorsalgia estructural rígida: se da en personas mayores y con artrosis
  • Dorsalgia estructural flexible: Se suele dar en personas cuya espalda tiene poca curvatura e insuficiencia en ligamentos-músculos

Dorsalgia funcional

La dorsalgia funcional puede ser mecánica o inflamatoria:

  • Dorsalgia mecánica: se manifiesta de manera más intensa durante el día o cuando la zona afectada se encuentra activa o en movimiento
  • Dorsalgia inflamatoria: se caracteriza por dolores más fuertes cuando acaba el día y suelen disminuir con los primeros movimientos por la mañana

Cuando el dolor persiste durante un largo periodo de tiempo, sea cual sea el tipo de dorsalgia, se le catalogará de dorsalgia crónica.

Y como ya hemos visto, también se suele diferenciar entre dorsalgia izquierda o dorsalgia derecha si nos duele solo uno de los dos lados, aunque también puede ser una dorsalgia bilateral cuando duelen ambos.

Otros tipos de dorsalgía son:

Dorsalgia crónica

Hablamos de dorsalgia crónica cuando esa dolencia dorsal se prolonga por más de tres meses llegando a durar incluso varios años.

Algunas de las causas que pueden llegar a hacerlo crónico es el estrés y una mala postura continuada en el tiempo.

Dorsalgia por estrés

El estrés es una de las causas más comunes ya que puede alterar el estado de los nervios que controlan el funcionamiento de los músculos, lo que facilita la aparición de la dorsalgia.

Si no tratamos también ese estrés, siendo este la causa de la dorsalgia, podemos llegar a sufrir una dorsalgia crónica aunque sigamos otros tratamientos medicos o fisioterapeúticos.

Dorsalgia no especificada

Cuando se habla de una dorsalgia no específica, es cuando se realizan pruebas diagnósticas a un paciente con dolor dorsal pero estas no muestran una lesión o una inflamación concreta.

En este caso las pruebas que se llegan a realizar son resonancia magnética, un TAC o rayos X, intentando resolver las causasa de ese dolor. Con estas técnicas se intenta detectar si existe alguna hernia de disco o alguna fractura o anomalía congénita en huesos.

Si aún con todas estas pruebas no se logra diagnosticar la posible causa de la dorsalgia, se dará como dorsalgia no específica.

Dorsalgia nocturna

Se habla de dorsalgia nocturna cuando existe un dolor dorsal que se se sucede por la noche en vez de por el día. Este dolor puede causar problemas al dormir o incluso despertarle durante la noche.

Dorsalgia torácica

La dorsalgia torácida es uno de los tipos de dorsalgia más raros. En esta unicamente está involucrada la región torácica de la columna vertebral.

No es habitual sufrir este tipo de dorsalgia dada su situación por debajo justo de la región cervical y la estructura espinal menos usada por nuestro cuerpo.

Dorsalgia interescapular

Esta dorsalgia es lo que se concoe como «dolor de paletilla«. Suele ser un dolor causado por la contractura de los musculos interescapulares. Estos músculos se encuentran en medio de la columna vertebral dorsal y entre las escápulas u omóplatos.

Esto puede causar dolor en los bordes internos del omóplato, incluso en ocasiones este dolor puede irradiarse hacia el hombro o llegar hasta el brazo. En este caso se pueden llegar a sentir pinchazos u hormigueos.

Es importante tratarlo pronto, ya que si esta dorsalgia se llega a cronificar puede que empecemos a sufrir este dolor también en la zona cervical o escapulohumeral.

Síntomas

dorsalgia

Los síntomas más habituales de una dorsalgia son:

  • Dolor agudo en la zona dorsal de la espalda (entre los omoplatos)
  • Dolor a última hora del día
  • Alivio cuando se presiona con fuerza en la zona dolorida
  • Puede empeorar por alguna postura

Causas

Las causas de una dorsalgia suelen ser varias. Y es que cuando se llega a tener este dolor dorsal suele ser por la combinación de varias.

Estas causas pueden ser:

  • Malas posturas durante un largo periodo de tiempo
  • Exposición al frío
  • Estrés continuado
  • La somatización emocional (sobretodo el estrés)
  • Deformidades existentes en la columna vertebral
  • Los puntos gatillo miofasciales a nivel dorsal
  • Las enfermedades autoinmunes
  • Una hernia discal
  • Procesos degenerativos discales

Es importante acudir al médico para descartar que la causa sea alguna enfermedad más grave aunque no sea lo habitual. Aunque un buen fisioterapeuta u osteópata también puede evaluar su columna vertebral en su totalidad a través de una exploración física. Este podrá evaluar la musculatura, huesos y movilidad de la columna y saber si ese dolor dorsal no se debe a ninguna causa grave.

También puede ayudar la evaluación a través de una radiografía para poder conocer si existe alguna deformidad cifótica, dorso plano, escoliosis… descartando también otras posibilidades más graves.

Cómo tratar la dorsalgia

A la hora de tratar la dorsalgia lo importante es saber las causas que lo han originado para poder solucionar el problema. Para ello, el especialista intentará aliviar el dolor momentaneamente mientras busca el origen de la dorsalgia. Solo así podremos recomendar el mejor tratamiento y definitivo.

Para poder reducir o aliviar los dolores se puede hacer uso de analgésicos o relajantes musculares así como masajes descontracturantes de manera temporal. Desde nuestro punto de vista, creemos que es mejor el tratamiento fisioterapeútico que el uso de medicamentos si no es completamente necesario.

Para poder llegar al origen de ese dolor y poder tratarlo, una buena opción puede ser la de acudir a una osteópata profesional.

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