En nutrición hay muchas dudas sobre lo que podemos comer y lo que no, sobre lo que es bueno o malo…
Alrededor de la carne hay mucho mito, creencias de que si es mala, que si engorda… Incluso llegó a salir un comunicado del la OMS de que la carne procesada puede ser cancerígena.
Pero podríamos decir que todo esto son verdades a medias. Y es que si, todo es malo, pero siempre que se hace en exceso.
Pero lo que no es bueno es dejar de comer carne por todas estas ideas, pues son varias las razones por las que comer carne es saludable para nuestro cuerpo.
La carne si se come en su justa medida, ni es mala, ni engorda, pero como siempre en nutrición, no hay que abusar.
Una de las ideas que cada vez se siguen más es la de seguir una dieta vegetariana con el fin de «comer sano».
Una dieta vegetariana no es una dieta necesariamente sana, y es que no es lo mismo ser vegetariano por cuestiones éticas que serlo por la creencia de que así se seguirá una dieta sana y se adelgazará.
Para los que lo hagan por salud, a continuación verán 5 razones por las que comer carne es bueno (en su justa medida, como todo) y necesario.
Para los vegetarianos por ética y moral, algunas recomendaciones con las que pueden sustituir de la mejor manera y la más sana posible lo que la carne aporta:
- Usar fuentes proteína densa como la del tofu, la proteína del guisante y del arroz integral y el tempeh.
- No usar proteína texturizada como la del seitán o la soja porque contienen mucho gluten.
Contenido
Por qué es bueno comer carne
Estas son solo algunas de las razones para comer carne más importantes a tener en cuenta.
1. La proteína animal es de alta calidad.
La creencia de que con ciertos productos vegetales se puede formar proteína completa y de calidad no es del todo cierta.
Las proteínas están formadas por aminoácidos, estos pueden ser esenciales o no esenciales.
Los esenciales son los que nuestro organismo no es capaz de fabricar y los tenemos que obtener de la dieta.
Los no esenciales si que son sintetizados por nuestro organismo. La calidad de una proteína depende de su contenido en aminoácidos esenciales.
La mayoría de las proteínas de origen vegetal poseen un perfil incompleto de aminoácidos. Tenemos ocho aminoácidos que debemos obtener de la dieta porque son esenciales, estos abundan en los productos animales y escasean en los vegetales.
Las proteínas de origen vegetal aunque estén combinadas para poder formar proteínas esenciales contienen demasiados hidratos de carbono, roban vitaminas y minerales porque tienen antinutrientes e irritan el intestino.
Las proteínas en el cuerpo nos aportan 4Kcal por gramo y la recomendación es 1gr o 1,5gr al día por cada Kg de peso. Antiguamente la repartición de las calorías en cuanto a proteínas era muy diferente a la actual, en un día, el 33% de lo que consumían eran proteínas de las cuales el 75% eran de origen animal.
Hoy en día se consume un 11% de proteínas de las cuales sólo el 62% es de origen animal.
Nuestra fisiología funciona mejor con una alta ingesta de proteínas porque nos proporcionan la materia prima para construir músculos, hormonas y neurotransmisores.
2.Un buen aporte de hierro
El hierro es un mineral indispensable para la vida aunque si está en exceso puede ser perjudicial.
Se elimina muy poco, sólo durante las reglas de la mujer, hemorragias o donaciones de sangre.
Cuando hay un exceso favorece la aparición de radicales libres. Se llama hierro hemínico al presente en la hemoglobina y al ni hemínico al que se reserva en el hígado. Está muy presente sobretodo en la carne roja como la de buey o en el pollo y en el hígado.
El hierro de origen vegetal se absorbe peor que el de origen animal.
3. La grasa de la carne es saludable y necesaria
La riqueza en las grasas de la carne varía mucho también dependiendo de la calidad y del «corte» (de la parte del animal a la que pertenezca).
Las carnes constituyen una buena fuente de coenzima Q10 importante para la producción de energía.
Las carnes que tienen menos grasa son las de los animales que más se mueven como el conejo, el caballo o el potro. Estas dos últimas son carnes muy poco consumidas en España.
Tipos de carne y cantidad de grasa
- Carne de ave: esta carne, independientemente del corte que se consuma, siempre tienen menos grasa que el cordero, vacuno o cerdo.
En la piel contiene el mayor cotenido de materia grasa. - Carne de cerdo: el solomillo de cerdo o las paletillas no contiene más que un 5% de grasa, en comparación un 15% que contiene el lomo o un 25% que contiene el costillar.
- Carne de vacuno: las partes que contienen menos de un 5% de grasa son el solomillo y babilla.
- Carne de cordero: es la más rica en ácidos grasos saturados, en especial la paletilla.
Aunque hablemos de carnes con poca grasa es sólo a nivel informativo porque la grasa que contienen es necesaria, es vital para nosotros la aportación de omega3/omega6, entre otras cosas.
Pero hay que tener en cuenta la calidad de la carne para que ese equilibrio se mantenga.
4. Es como se alimentaban nuestros antepasados
Estamos programados para comer tanto carne como pescado y marisco.
Hace millones de años desde que nuestra especie se diferenció de los monos y el desde el mismo Homo Sapiens, siempre han consumido los mismos alimentos.
Nuestros antepasados eran nómadas, recolectores y cazadores y comían carne, pescado, huevos, miel, frutas y verduras.
Durante todo este período la alimentación de los hombre ha sido natural igual a la de los animales salvajes.
Nuestras enzimas y mucinas están adaptadas a ese tipo de comida y a ese estilo de vida porque todavía no ha pasado el tiempo suficiente, las generaciones suficientes para adaptarnos a la comida y estilo de vida actual.
En la actualidad asistimos a una globalización de hábitos nutricionales que hace que se agrave mucho más esta inadaptación. Por esto algunas enfermedades del siglo XIX se han vuelto frecuentes en el siglo XXI, como la enfermedad de Crohn o las alergias.
No podemos creer que el organismo será capaz de asimilar sin consecuencias negativas cualquier tipo de alimento, la adaptación será muy larga y en la mayoría de los casos imposible.
Lo lógico y coherente es volver a una alimentación originaria adecuada para nuestras enzimas y mucinas.
5. Carnes de calidad
Las carnes tienen que ser de calidad garantizada, mucho mejor comprarlas a un vendedor de confianza que ir al supermecado y comprar carne embasada.
Son preferibles carne de buey, ternera, lechazo, caballo o potro.
Es mejor consumir carne de animales que se han alimentado con pasto y no con cereal. Los cereales engordan y enferman a los animales (igual que a nosotros) y por supuesto altera el equilibrio omega3/omega6, mucho omega6 nos provoca inflamación.
Al alimentarlos con grano hace que enfermen rápidamente, por eso las granjas se apresuran para engordarlos y mandarlos al matadero antes de que se mueran. Esto a nivel ético y de calidad deja mucho que desear.
Por lo tanto, siempre que comamos carne en su justa medida, e intentemos que esta sea de calidad no tenemos porque temer a posibles problemas en nuestra dieta.
La carne tiene también sus beneficios y no es bueno abusar pero nuestro cuerpo tampoco se puede permitir el lujo de prescindir de ella.
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