Protusiones disco osteofitarias

Las protusiones de disco osteofitarias son también llamadas complejos disco-osteofitarios o protusión disco-osteofitaria.

Cuando hablamos de una protusión disco osteofitarias hablamos de una protusión discal causada por crecimiento de osteofitos en las las articulaciones intervertebrales. Es decir, el crecimiento anormal del hueso.

En estas articulaciones, por artrosis, hipertrofia o aumento de tamaño, en este caso por el crecimiento de osteofitos, ese aumento de tamaño puede provocar que esta protusión ocupe parte del hueco o agujero que tiene la vértebra para la salida de las raices nerviosas.

Esta disminución del tamaño del agujero de conjunción puede dar lugar a la compresión de las raices nerviosas que por ahí pasan y dar lugar a un dolor de una raíz nerviosa, aunque esto no significa que tenga que ser así neceariamente.

Así la disminución o estenosis de dicho orificio puede comprometer a las estructuras nerviosas que pasan por ahí ocasionando problemas como radiculopatías o neuropatías compresivas con síntomas de dolor, parestesia, entumecimiento y pérdida de sensibilidad.

A esas formaciones es a lo que se llama complejos disco-osteofitarios o protusiones disco-osteofitarias.

Los osteofitos en una protusión discal

Hay diferentes tipos de lesiones de discos intervertebrales, en las que podemos encontrar desde la causada por los discos intervertebrales deshidratados, por un abombamiento de los discos intervertebrales, por una protusión del propio disco o como es este caso, por la protusión del hueso de la articulación.

protusión disco osteofitaria

Los osteofitos son excrecencias óseas. Se trata de protuberancias óseas no maduras que crecen en las vértebras con forma de espuelas. Su presencia puede reflejar la existencia de una enfermedad degenerativa y calcificación ósea. Estas pueden ser un síntoma de osteoartrosis, artrosis, o pueden también aparecer después de alguna lesión deportiva que hayan generado la degeneración de la articulación.

Los procesos degenerativos y la vejez también pueden ser una causa de la aparición de osteofitos, así como las malas posturas, la mala nutrición o las lesiones traumáticas.

Según Sharley Mark, los osteofitos son una serie de alteraciones óseas provocadas por golpes a la altura lumbares. Las vértebras lumbares son las que mayor presión reciben ya que son esa parte de la espalda que más peso soporta.

Pero también hay que mencionar que su simple aparición no tiene porque causar problemas, y es que son muchas las personas que tiene osteofitos y ni si quiera lo saben.

Los osteofitos suelen tener una disposición triangular y bien definida. Suelen formarse unos milímetros por encima de la unión de los discos vertebrales, empezando con una trayectara horizontal en su formación y posteriormente vertical.

Esta zona es además la que permite los movimientos más importantes como la flexión y la extensión así como algunas flexiones laterales.

Pero el hecho de tener osteofitos no tienen porqué ser la causa del dolor. Ya que hay muchas personas que tienen osteofitos ni si quiera lo saben ya que no sufren ningún tipo de síntoma.

Cómo diagnosticar la presencia de osteofitos

Para poder diagnosticar la aparición de estos osteofitos se han de realizar determinadas técnicas de imagen:

  • Radiografía: donde se evidencia la gravedad de la artrosis
  • Resonancia mágnetica: donde se evidencia si se trata de una protrusión discal o inclusive ambas, las causantes de los sígnos y síntomas
  • Escaner o TAC

Tratamiento

La protusión de disco osteofitaria suele afecta de manera más común a nivel cervical y lumbar. Si se tienen síntomas, hay maneras de poder mejorarlos.

La primera opción y la más indicada por los médicos es realizar un tratamiento conservador. Este se realiza a través de la fisioterapia, con la que podemos llegar a aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad de la articulación, ya que esta puede verse afectada. Es un tratamiento enfocado a fortalecer, movilizar… y también a una reeducación postural.

Como última opción, existe la posibilidad de acudir a la cirugía pero esta sería la última opción siempre que el tratamiento conservador no haya funcionado anteriormente.

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